miércoles, 29 de junio de 2011
¿Y tus hijos?
Cuida tu jardín
El discípulo se dirigió a casa de su maestro Zen, que tenía uno de los jardines más hermosos que había visto jamás.
Una vez allí, le contó a su maestro que tenía problemas con sus hijos y que quería respetar la naturaleza de cada uno de ellos para que hicieran lo que les pareciera y de ésta forma así poder mantener la relación quería evitar que se sintieran frustrados en el futuro.
El maestro zen escuchó al discípulo y no dijo nada.
Entonces, el discípulo le preguntó qué opinaba sobre el asunto y el maestro le respondió:
- ¿Hace mucho que no visitas mi jardín?
- Sí -respondió el discípulo, no sabiendo por qué se lo preguntaba.
Entonces el maestro lo invitó a ver su jardín.
Pero en lugar de ver espléndidas rosas, vio que el jardín se había transformado en una maraña de malezas.
- ¿Pero qué ha sucedido aquí? -preguntó el discípulo asombrado.
- Pues un día me cansé de cuidar mis rosas y dejé que las plantas crecieran como querían.
Los yuyos y las malezas habían ahogado las rosas, que primero crecieron en forma desordenada y luego murieron.
Ésta es la ley natural.
En ese momento, el alumno comprendió aquello que su maestro le quería decir. (Autor anónimo)
Alguien me dijo. "No me gusta ponerle límites a mis hijos pienso que les corto las alas,quiero que crezcan libres" en respuesta a un comentario acerca de la disciplina, creo que es necesario no dejar a nuestros hijos solos pues la naturaleza en tender hacía lo bueno tanto como lo malo es su "naturaleza".
Como maestras y maestros nos ocupamos de educar a los hijos de otros, es nuestro trabajo, y absorbe mucho de nuestro tiempo,llegamos a casa cansados,estresados, con pruebas que corregir, planificaciones por hacer y siempre algo pendiente y tristemente no dejamos tiempo para lo importante.
¿Dejaras que tu jardín más preciado crezca según su naturaleza?.
Talosh
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Hola, amiga:
ResponderEliminarHermoso fragmento para reflexionar, la educación no es nada fácil; pero eso si no es algo imposible es posible si tenemos perseverancia y fe en nuestros hijos e hijas debemos soportar primero las espinas...
... para poder recibir la fragancia presente en su interior; por eso debemos cuidar el jardín no un día sino todo los días de nuestra vida.
¡Me alegra ver una de mis fotos en tu blog, gracias!
Un abrazo.